Se considera que los arcángeles son siete, con nombres diferentes según las religiones. Los tres aceptados por todas son:
* Miguel, jefe de la milicia celestial
* Gabriel, el mensajero celestial y
* Rafael, protector de los viajeros, de la salud y del noviazgo.
Según la Biblia en sus diferentes versiones, tanto la católica/protestante como en la traducción de los testigos de jehová e incluso en el antiguo testamento , específicamente los escritos judíos (Ketuvim) libro de Daniel, los arcángeles tienen un origen común pero una distinta interpretación (Testigos de Jehová), en la biblia se hace referencia a Miguel por ejemplo de la siguiente manera:
Versión Biblia Católica y Protestante
...pero Miguel, uno de los primeros Príncipes, ha venido en mi ayuda. Daniel 10:13
Versión del antiguo Testamento Judío
...pero Miguel, uno de los Príncipes jefes (Sarim HaRishonim), ha venido en mi ayuda. Daniel 10:13
Versión de los Testigos de Jehová
...Miguel, uno de los Príncipes prominentes, ha venido a ayudarme. Daniel 10:13
En el nuevo Testamento Biblias Cristianas
Y fué hecha una grande batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lidiaban contra el dragón; y lidiaba el dragón y sus ángeles. Apocalipsis 12:7
En base a estas referencias se origino el termino arcángel para referirse a Miguel como Jefe de los Angeles y dado que Miguel era uno de varios con el mismo título de Principes Jefes, siete según el libro de Tobit entonces se comparte el termino arcángel con Rafael y Gabriel, los demás integrantes de ese coro celestial se desconoce el nombre de forma bíblica.
Yo soy Rafael, uno de lo siete arcángeles que están delante de la gloria del Señor y tienen acceso a su presencia Tobit 12:15
Según la Biblia hay siete arcángeles, aunque se menciona el nombre de sólo tres: Miguel (Apocalipsis 12:7-9), Gabriel (Evangelio según Lucas 1:11-20; 26-38) y Rafael (Tobit 12:6, 15). Los nombres de los otros cuatro arcángeles no aparecen en la Biblia, sino que se encuentran en textos apócrifos (como el Libro de Enoc y el cuarto libro de Esdras) y en la literatura rabínica. Los siguientes nombres pueden tenerse como referencia:
* Mikha-El (en hebreo: מיכאל)
* Gavriʼel (en hebreo: גַּבְרִיאֵל)
* Rapha-El (en hebreo: רפאל)
* Baraciel o Baraquiel
* Camael
* Jegudiel o Yehudiel
* Selafiel o Sealtiel
* Uriel
La Iglesia católica reconoce sólo a los tres arcángeles que tienen nombre y que se encuentran en la Biblia: Miguel, Gabriel y Rafael, cuya festividad es el 29 de septiembre.
Cada uno tiene atributos distintos, según su papel en los relatos bíblicos, tanto del Antiguo, como del Nuevo Testamento.
* Miguel, jefe de los "ejércitos de Yahvéh", para luchar contra Lucifer. Se le representa con armadura.
* Gabriel, mensajero celestial, por anunciar a la Virgen María el nacimiento de Cristo. Se le representa con un mensaje escrito y/o una flor blanca.
* Rafael, protector de los viajeros, de la salud y del noviazgo, por su misión desempeñada durante el viaje de Tobías, narrado en el libro bíblico homónimo. Se le representa con un bastón de viajero y un pescado.
Otras curiosidades...
En 1877, durante su tercer año como pensionado en la Academia Española de Bellas Artes de Roma, el escultor madrileño Ricardo Bellver (1845–1924) realizó en yeso la obra llamada El Ángel Caído. Al año siguiente ganó con ella, por cinco votos contra dos, la Medalla de Primera Clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes, celebrada en Madrid. El catálogo de dicha exposición menciona unos versos de El paraíso perdido, de John Milton, en los que está inspirada la escultura, entresacados de la tercera y cuarta estrofas del Canto I:
Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás. Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ellas el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y el odio más obstinado (Milton, El paraíso perdido, canto I).
La obra fue adquirida por el Estado por 4.500 pesetas, según la tasación previamente efectuada por el Jurado de la Exposición, y se decidió enviarla a París, con motivo de la Exposición Universal de 1878. Dado que en ella sólo se admitían esculturas de mármol o bronce, se iniciaron los trámites para realizar la fundición en dicho metal. Bellver sugirió hacerla en Roma, pero finalmente se llevó a cabo en París, por la casa Thiebaut-Fils.
La fuente está rodeada por un parterre circular de boj. El extenso pilón sobre el que cae el agua es de granito y tiene forma ochavada. En el centro, se alza el pedestal. Su base de granito, a modo de talud, tiene forma de pirámide truncada, de planta octogonal, y en cada uno de sus lados figura una carátula de bronce. Estas carátulas representan a diablos que sujetan con sus manos lagartos, sierpes y delfines, y en cada una de ellas hay tres surtidores de los que emana el agua. Sobre dicha base se sitúan otros dos cuerpos también troncopiramidales, pero con menor inclinación. Y a continuación un tercer cuerpo, de mucha menor altura y compuesto por tres escalones de planta circular, sobre el que descansa la escultura principal que remata el monumento.
El Ángel Caído, con las alas desplegadas y contorsionado, se apoya sobre unas rocas (que sirven de base), mientras una gran serpiente se enrosca alrededor de su cuerpo. Esta obra de Bellver muestra tres grandes influencias: la helenística, especialmente de Laocoonte y sus hijos; la barroca (sobre todo de Bernini), por su composición de líneas diagonales y su expresividad; y la romántica, por su sentimiento e intensidad dramática.
La Glorieta del Ángel Caído, al igual que otros muchos lugares de la capital española (cuya topografía es, en general, muy irregular), se encuentra a una altitud topográfica oficial de 666 metros sobre el nivel del mar en Alicante. Esto, unido a la existencia de una falsa creencia popular moderna según la cual el monumento es una suerte de «homenaje» a Lucifer, al mal, o a lo herético, ha despertado la imaginación de muchos aficionados al esoterismo. No obstante, en la época en que erigió la fuente los instrumentos de medición no tenían la suficiente precisión como para conocer esta cota con tanta exactitud, por lo que se trata de una mera casualidad, llamativa en todo caso.
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